divendres, 26 d’abril del 2013

Morts "accidentals"

durruti¿Quién disparó a Durruti?

El 20 de noviembre de 1936 fallecía en el Hotel Ritz de Madrid, reconvertido en hospital militar, el líder de los anarquistas españoles Buenaventura Durruti. Nacido en 1896, Durruti se había caracterizado por una lucha sin cuartel contra los patronos y los políticos, a los que acusaba de la malísima situación en la que vivían los obreros españoles. Y en esa lucha todo le sirvió, incluido el asesinato y el robo a sucursales bancarias, actitudes honrosas y lícitas, según él, para lograr la sociedad libertaria que tanto anhelaba. Pero una bala disparada el día 18 de noviembre truncó ese sueño, sin que aún se sepa quién fue el responsable de aquel tiro. Durruti cayó herido cerca del Hospital Clínico de Madrid, en pleno frente, mientras ordenaba a un grupo de desertores regresar al campo de batalla. Para algunos, la orden de asesinarle llegó desde los comunistas, enemigos acérrimos del anarquismo propugnado por Durruti. Y para los comunistas, sus asesinos fueron los propios anarquistas, por miedo a que su líder se pasase al bolchevismo.

La bala extraída de su cuerpo demostró que pertenecía a un arma corta, por lo que no pudo proceder del frente, bastante alejado de aquella posición, a no ser que un soldado enemigo se hubiera acercado temerariamente. Incluso se sospecha que fuese el mismo Durruti el responsable de aquella bala, al disparársele accidentalmente el trabuco naranjero que siempre llevaba colgando del hombro, bajo su chaqueta de cuero. En realidad, son demasiadas hipótesis para un episodio que casi nadie se atreve a estudiar en profundidad.

La muerte de Prim

prim Lo que más asombra de este episodio fue que el propio general conocía que algo se tramaba contra su persona. Así se lo habían comunicado su hombre de confianza, Ricardo Muñiz, y el diputado republicano Morayta, y ambos le aconsejaron que variara su itinerario habitual la misma tarde del atentado. Sin embargo, el general Prim murió acribillado el 30 de diciembre de 1870. El propio periodista José Paúl y Angulo lo presagió -o incentivó, según cómo se mire- en un artículo donde se leía que a Prim había que matarle "en la calle como a un perro". Y se cumplió. Famoso en toda Europa, Juan Prim -que en aquel 1870 era presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra- se dirigía a las siete y media de la tarde en su berlina verde tirada por dos caballos a una cena en su honor, en Madrid. Por la calle, cubierta de nieve, se topó con varios hombres semiocultos haciéndose señas entre sí con fósforos al paso del carruaje. Y al llegar a la calle del Turco, hoy calle de Prim, tres individuos abrieron fuego contra el general, provocándole una agonía de la que fallecería tres días después. Hubo inmensas muestras de duelo, pero ningún detenido, pese a que el sumario duró ocho años, con la intervención de tres jueces y más de 18.000 folios redactados.

¿Quién mató al general Prim? Algunos apuntan al propio Paúl y Angulo, cuya voz aseguró haber reconocido la víctima antes de fallecer; otros piensan que quien organizó toda la trama fue José María Pastro, jefe de la escolta del entonces general Serrano -sucesor de Prim en el Consejo de Ministros-, y hay quien acusa a un tal duque de Montpensier. Todos ellos eran contrarios a la llegada del nuevo rey Amadeo I de Saboya, la apuesta personal de Prim para ocupar el puesto de la destronada Isabel II. Finalmente, el caso se sobreseyó al casarse Alfonso XII con la hija de Montpensier. Y así hasta hoy, cuando la solución quizá se encuentre en las palabras del historiador José Antonio Vaca de Osma, que aseguró que "Prim estorbaba a todos. Y entre todos le mataron".

El sospechoso accidente de Mola


¿Qué hubiera sucedido en España de haber sido el Jefe de Estado Emilio Mola, en lugar de Francisco Franco? Ésta es la pregunta que se hacen aquellos que no ven tan claro que su muerte se debiera a un simple accidente de aviación. Según narra la versión oficial, aquel 3 de junio de 1937 el general Mola se dirigía desde Vitoria a Valladolid en un bimotor Air-Speed Envoy, tripulado por el capitán Ángel Chamorro García, cuando al sobrevolar el puerto de la Brújula una espesa niebla les hizo chocar contra el cerro Alcocero. El cadáver de Mola, decapitado, fue reconocido por la cámara fotográfica que portaba habitualmente en su cuello. Como en esos años, esta versión no se contradice hoy abiertamente, pero solapadamente se vierten datos incongruentes. Por ejemplo, se habló de una espesa niebla, pero los partes meteorológicos sólo reflejaban cielo despejado. Y así con otros datos esgrimidos. Una de las personas que cuestionan la versión oficial es el historiador Paul Preston, para quien Mola fue derribado por un caza nacional al confundir el aparato con un avión republicano. Incluso otros estudiosos como Fermín Goñi, autor del libro El hombre de la Laica, consideran el accidente como "inexplicable" y apuntan a Franco como posible instigador de su muerte. De haberse tratado de un sabotaje, claro está. De hecho, se sabe que ambos generales no se tenían ningún aprecio y que el día antes del accidente mantuvieron una fuerte disputa telefónica, en la que Mola dijo textualmente: "¡Por ahí no paso!".

¿A qué se refería? Quizá a su deseo abierto de recortar los poderes que Franco se estaba arrogando para sí o quizá se defendía de las acusaciones de incompetencia que nuevamente Franco le enviaba por no haber evitado el avance de los republicanos en Madrid. Sea como fuere, Franco confiscó todos los papeles que Mola guardaba en su despacho, forzando las cerraduras. Y es que, como el propio embajador alemán en España, Von Faupel, anotó en su diario, "el Generalísimo, sin duda, se siente aliviado por la muerte de Mola".

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada